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Lo bueno, lo feo y lo malo: Esto es lo que ocurrió realmente en la COP28

La Conferencia de las Partes (COP) de las Naciones Unidas nunca es ajena a la controversia. La COP es el evento climático más importante del mundo. En él se dan cita destacados políticos, innovadores ecologistas y activistas del medioambiente, y es el punto de encuentro para abordar grandes ideas y promover acciones conjuntas. Pero hay otra cara. Los grupos de presión y los negacionistas del clima también suelen asistir al evento, que al final acaba siendo acusado de obedecer sobre todo a intereses comerciales. La galardonada periodista Sophia Li, con ocasión del Día del Transporte de la COP28, nos explica lo que se está cociendo allí realmente.

Artwork at COP28 venue

Saludos desde el Golfo. Como periodista especializada en clima y sostenibilidad, he pasado los últimos diez días en Dubái (la ciudad más grande y más visitada de la región) para asistir a la COP28. Es mi segunda visita al evento, y de nuevo es una experiencia bastante intensa.

Tras varios días en una ciudad creada artificialmente por el hombre, paso un tiempo respirando aire puro en un bed and breakfast de las montañas. Algunos de los huéspedes también vienen de la COP. Son trabajadores de la industria petrolera, y, según me cuentan, la mitad de los asistentes trabajan para dos de las más grandes corporaciones petroleras de la región.

Esta yuxtaposición de defensores del clima y de empleados de empresas petrolíferas apiñados alrededor de una chimenea para tomarse un respiro de las tensiones de estos días representa muy bien a esta COP a mayor escala. Alrededor de la mesa hay muchas caras familiares, y otras no tanto. A pesar de las críticas al evento, la COP no deja de ser la única cumbre que reúne a los grandes actores: representantes de los estados, delegados de las Naciones Unidas, prensa y sociedad civil, para debatir el cambio climático y sus consecuencias. La misión común es lograr el objetivo de cero emisiones netas para 2030, para que la temperatura del planeta no suba más de 1,5 grados y, por tanto, podamos pensar en un futuro viable. La COP de este año es especialmente importante, ya que supone el punto intermedio entre los Acuerdos Climáticos de París, primer tratado internacional legalmente vinculante adoptado por 196 partes en la COP21 de 2015, y nuestro objetivo colectivo de no superar el límite de 1,5 grados en 2030.

La manera más rápida y efectiva de lograrlo es la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Pero aquí es donde las cosas se complican. 

Este año, antes del inicio de la conferencia, informes investigativos han revelado que algunos de los principales participantes de la COP28 han sido acusados de utilizar los encuentros con los líderes mundiales para hacer más negocios en el sector del petróleo y el gas. Por otra parte, la organización de una conferencia a este nivel supone dedicar una gran cantidad de energía y recursos a dos semanas de políticas egoístas y lentas jerarquías, sin olvidar, por supuesto, el coste en carbono de las miles de personas que se desplazan hasta aquí. Estas son, pues, las controversias subyacentes de las dos semanas de conferencia. 

Sophia Li and Fredrika Klaren in discussion
Palm tree and COP28 banner at venue
La industria del automóvil es una pieza enorme del puzle de las cero emisiones netas.
Sophia Li
Día del Transporte

Analicemos lo que ocurre durante estas dos semanas en la COP: en los dos primeros días tiene lugar la cumbre de líderes mundiales, sus discursos y las negociaciones a puerta cerrada. 

A continuación vienen las jornadas temáticas, cada una centrada en un mensaje distinto sobre el problema del clima: finanzas/comercio/igualdad de género, energía/transición justa/pueblos indígenas, naturaleza/uso de la tierra/océanos... Estos días determinan qué instancias políticas vendrán a la ciudad en representación de sus países. Las negociaciones de las instancias políticas son las que llevan más tiempo, razón por la que se extienden a lo largo de más de una semana.

El séptimo día de la COP28 estaba dedicado a la acción a múltiples niveles, al urbanismo y al transporte. Abordar esta temática en medio de la conferencia resultó muy apropiado, ya que quien más y quien menos, dentro y fuera del evento, comentó en algún momento la infraestructura de planificación urbana, el tráfico y la inmensidad general a la hora de moverse por la ciudad de Dubái. El transporte público es más bien limitado aquí. Uno se da cuenta inmediatamente de la importancia de la cultura del automóvil por estos lares, y cómo la ciudad está hecha para los coches, no para los peatones. La gente comentaba, por ejemplo, el tiempo que tardaba en llegar a una simple cena en el centro, a pesar de las autopistas de seis carriles. Yo misma necesité dos horas para recorrer 40 km. 

En el Pabellón sueco, el Día del Transporte comenzó con un grupo de debate sobre el balance global del sector del automóvil, con Polestar, Kearney, la Fundación Europea para el Clima y The Climate Group. El papel de la industria del automóvil es clave en el objetivo de no superar el límite de 1,5 grados de calentamiento global. Como neoyorquina que no ha tenido coche desde hace más de una década, soy aún más consciente de la enorme pieza que supone la industria automotriz en el puzle de las cero emisiones netas, sobre todo en regiones como esta.

Al ritmo actual, no estamos ni cerca del objetivo. Esa es la razón por la que Polestar, en colaboración con Rivian y Kearney, han creado una hoja de ruta para volver a ponernos en el camino: el Pathway Report.El informe concluye que la industria del automóvil, que actualmente representa el 15 por ciento de las emisiones mundiales, ya habrá gastado su cupo de carbono en 2035, y a este ritmo, en 2050 lo habrá superado en un 75 por ciento.

El informe identifica tres ámbitos en los que la industria debe actuar para volver a la senda de los 1,5 grados:1. Los vehículos propulsados por combustibles fósiles deben ser sustituidos por vehículos eléctricos de aquí a 2032.2. Energía 100 % renovable en las redes eléctricas para 2033.3. Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la cadena de suministro en un 81 % para 2032.

El grupo de debate comenzó con la intervención virtual del exvicepresidente de los EE.UU. Al Gore, quien comentó que el 20 por ciento de los vehículos vendidos el año pasado fueron vehículos eléctricos, lo que supone un punto de inflexión fundamental antes de la adopción masiva de estos vehículos. 

Entre las intervenciones del grupo de debate, una me llamó especialmente la atención. Mónica Araya, directora ejecutiva de la Fundación Europea para el Clima, argumentó que no hace falta esperar a la descarbonización completa de la cadena de suministro para hacer cambios drásticos en la industria del automóvil. Según sus palabras, a pesar de las muchas dificultades que existen, la industria puede ir más rápido y ser más ambiciosa con sus estrategias de energía renovable, como han demostrado ya países preparados para la adopción masiva de estas energías, como Brasil e Indonesia.

Sophia Li and Fredrika Klaren in discussion
Polestar exhibition stand at COP28
¿Un nuevo amanecer?

La segunda semana de la COP está dedicada igualmente a las negociaciones a puerta cerrada, al tiempo que los organismos de la ONU, y las naciones y territorios lanzan sus mensajes, anuncios y compromisos de urgencia climática. Aquí es precisamente donde se producen algunas de las negociaciones clave. 

Esta es la única ocasión del año que tienen los líderes mundiales para negociar la financiación para las acciones contra el cambio climático, unas negociaciones de cuyos resultados dependen los países más afectados por el cambio climático, como Sudán, Afganistán, Pakistán, Congo, etc., para asegurarse la crucial financiación de los países más ricos. Es lo que se denomina "Pérdidas y Beneficios": cuando los países ricos –y altamente contaminantes– pagan por fin lo que deben a las naciones en vías de desarrollo, que son las que apenas han generado emisiones de carbono, y que sin embargo también son las que soportan la mayor parte de los desastres climáticos.

Por primera vez, el Fondo de Pérdidas y Beneficios de este año se ha acordado el primer día de la COP28, 700 millones de dólares que suponen una victoria, no sin esfuerzo, para los países en vías de desarrollo. La cantidad suena muy bien, pero en realidad no es más que el 0,2 por ciento aproximadamente de las irreversibles pérdidas, económicas y no económicas, a las que se enfrentan estos países.Aun así, por desalentador que pueda ser, esto demuestra lo importante que es esta convocatoria, ya que los ciudadanos de los países vulnerables a las consecuencias del cambio climático viven con esta crisis todos los días. Y tampoco es nada frecuente que tengan la oportunidad de encontrarse cara a cara en una misma sala grupos de oposición, de activistas, delegaciones indígenas o medios de comunicación, con los líderes mundiales.

Pero, probablemente, el mayor fruto de la conferencia fuel el que se reveló el último día, cuando finalmente aparecieron las palabras "combustibles fósiles" en el acuerdo final de la COP28. En él, el texto apela a una "transición hacia el abandono de los combustibles fósiles en los sistemas energéticos, de manera justa, ordenada y equitativa". El texto ha sido acordado por representantes de 200 naciones, en el que se ha denominado "Consenso de los EAU". Un texto que, si bien es un avance, contiene una "letanía de lagunas" según los estados insulares, que cada año pierden más territorio debido al aumento del nivel del mar. Los propios científicos consideran que el texto no va suficientemente lejos, mientras que los países más pobres no esconden su frustración porque, simplemente, no contiene ningún plan concreto de adaptación climática. Así pues, a pesar de las críticas que ha suscitado la inclusión de ciertas salvedades y la naturaleza no vinculante del acuerdo, por fin se emplea un lenguaje explícito y se realiza una llamada a la acción para desprenderse del carbón, del petróleo y del gas, algo que ya es una primicia en la historia.

El escenario global puede ser tremendamente lento, pero estar aquí me recuerda también la importancia de entablar relaciones, y es cierto que cada día que pasa se profundizan y refuerzan alianzas y coaliciones. Toda la satisfacción y el sentido que se desprende de estas relaciones recuerdan igualmente por qué es tan importante este trabajo. Es este un movimiento popular colectivo, poderoso, histórico, y no vamos a permitir que el resultado final dependa de las empresas que trabajan con combustibles fósiles o de cualquier interés externo. 

Acerca de Sofía

Sophia Li es una galardonada periodista, defensora del medioambiente y de los derechos humanos de la ONU. También es la representante mundial del premio Earthshot del Príncipe William, animadora del podcast de Meta "Climate Talks" y editora de impacto de la revista trimestral Family Style. Los reportajes periodísticos de Sophia han aparecido en la CNN y en las Naciones Unidas, y ha firmado para Vogue, New York Magazine, Washington Post y Atmos. Es también cofundadora de STEWARD y copresidenta de la Coalición para la Sostenibilidad Web3 del Foro Económico Mundial.

Este artículo está, o ha sido, encargado por Polestar Automotive AB (Polestar). El contenido del artículo corresponde a la autora o los autores, y sus puntos de vista, opiniones, constataciones y conclusiones son única y exclusivamente suyos; es decir, no reflejan necesariamente los de Polestar. Polestar no asume ninguna responsabilidad sobre posibles errores, omisiones o la exactitud de la información contenida en este artículo.

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